Hace unos meses, al verme irreconocible en medio de un ataque de furia y tristeza, alguien me dijo que a mi y en especial a los de mi raza nos gustaba el drama. No supe que responder en su momento. Hoy, unos meses después, luego de haberlo analizado bastante, bueno, no bastante pero si de haberlo pensado un poco, creo que puedo entender mejor su comentario.
Mi raza es como la suya, y la de otros muchos. Somos producto de una generación que pudo contar con la maravilla de la tecnología que nos permitió contar con información en tiempo real de lo que nos alimenta y nos aliena también. Mi raza y también la suya se apega a sus rituales cada uno a su manera, pero de una forma similar.
Mi raza y la suya tiene una universalidad en sus miembros, los tiene buenos, los tiene malos, los tiene desadaptados y los tiene insoportables. Los hay tolerantes, los hay que se llenan de motivos a la primer afrenta, los hay beligerantes y los hay cínicos.
Puede usted ver a la gente de mi raza y también a las de la suya prácticamente iguales si les quita sus atuendos o mira sus costumbres de una manera somera. Es decir, somos la misma gente con las mismas creencias destinadas a otros imaginarios colectivos.
Y sin embargo, no somos iguales. mientras algunos se regocijan con victorias pírricas y en ocasiones ajenas, mi raza se ha ensañado en no olvidar esos momentos que nos han roto el corazón en mil pedazos, y hemos hallado la forma incluso de rendirle homenaje a estos instantes. De la misma forma, los pocos momentos de dicha los hemos revestido con un manto heroico, dándole una mística que no he visto en tu raza, o en otras tantas.
Mientras tus rituales son sencillos, los de mi raza permiten crear un ambiente donde finalmente nos hemos convertido en algo más que amigos, en una especie de familia disfuncional que obedece de manera irracional a los rituales que han adoptado. Vemos en nuestras tertulias un momento para distensionar esa realidad atormentadora lo cual permite sobrellevar este presente oscuro.
Tal vez eso mismo debería ser una forma para aterrizarnos y castigar esa prepotencia que nos alimentó durante mucho tiempo. Sin embargo, todo ese hálito místico del cual hemos revestido nuestro credo impide que agachemos la cabeza. Realmente a pesar de todos los golpes, nos encontramos viendo el presente a los ojos. con una mirada fulminante y burletera. nos rompe el alma en cada momento, pero hemos decidido no bajar la cabeza ante nada ni nadie. Eso nos ha permitido llenar de más heroísmo esta gesta oscura que hoy atravesamos.
Si, lo reconozco sin inmutarme siquiera y sin sentir la menor vergüenza: hemos magnificado nuestra miseria y la hemos elevado a un nivel igual o superior a nuestra grandeza. No sabemos manejar puntos medios, no andamos con aguas tibias, somos de extremos y aunque no sea lo más saludable, lo hemos adaptado de tal forma de convertirlo en un estilo de vida.
En fin, somo una raza maldita que adora el diablo de una manera aberrante, nos hemos convertido en parias por cosas del destino pero en vez de humillarnos, nos ha dado un motivo para llenarnos de una grandeza que tu raza jamás podrá comprender porque siempre ante la adversidad, has dejado a tu razón a un lado y simplemente vuelves cuando los tiempos duros quedan atrás.
Podría ser mejor así, pero en las lágrimas y el dolor de mis hermanos escogidos he encontrado la fuerza y las ganas de no hacerme a un lado, de continuar hasta las últimas consecuencias. He descubierto el significado de incondicionalidad a pesar de todo, incluso de la pasión misma.
Tal vez esa sea la diferencia que abre un abismo de distancia entre tu raza y la tuya, tal vez no lo puedas entender, pero yo ahora lo comprendo y acepto de manera orgullosa, esa es la diferencia que permite que nuestra historia esté adornada con todos los escritos llenos de amor por una divisa que nos identifica por un color y un escudo.
Puede que haya otros como nosotros adorando otros símbolos, pero puedo decir sin pena siquiera que nunca serán como nosotros, porque gracias a Dios, somos del diablo.
Una pequeña reflexión de fin de año como para recuperar ese gusto por la escritura que tengo tan abandonado. Para los que se tomaron el tiempo de leerlo, se les desea lo mejor para el próximo año, dejen de hacer propósitos maricas de cambios en su esencia que simplemente no van a poder cambiar, si van a realizar un cambio radical en sus vidas, tengan la disciplina para llevarlo a cabo, pero mejor se lo van guardando entre ustedes y no lo van soltando por redes sociales que los hace ver como hipócritas.
Los dejo por ahora, como siempre con música, con un tema relacionado con la reflexión de hoy, con un tema que me llega al alma, y que se que a mis hermanos de raza también.
... Tu vida siempre fue así
te da y te quita por nada
y aunque estes solo, sin corazón
Ahora tenés que seguir la función...
Suerte es que les digo...
Mi raza es como la suya, y la de otros muchos. Somos producto de una generación que pudo contar con la maravilla de la tecnología que nos permitió contar con información en tiempo real de lo que nos alimenta y nos aliena también. Mi raza y también la suya se apega a sus rituales cada uno a su manera, pero de una forma similar.
Mi raza y la suya tiene una universalidad en sus miembros, los tiene buenos, los tiene malos, los tiene desadaptados y los tiene insoportables. Los hay tolerantes, los hay que se llenan de motivos a la primer afrenta, los hay beligerantes y los hay cínicos.
Puede usted ver a la gente de mi raza y también a las de la suya prácticamente iguales si les quita sus atuendos o mira sus costumbres de una manera somera. Es decir, somos la misma gente con las mismas creencias destinadas a otros imaginarios colectivos.
Y sin embargo, no somos iguales. mientras algunos se regocijan con victorias pírricas y en ocasiones ajenas, mi raza se ha ensañado en no olvidar esos momentos que nos han roto el corazón en mil pedazos, y hemos hallado la forma incluso de rendirle homenaje a estos instantes. De la misma forma, los pocos momentos de dicha los hemos revestido con un manto heroico, dándole una mística que no he visto en tu raza, o en otras tantas.
Mientras tus rituales son sencillos, los de mi raza permiten crear un ambiente donde finalmente nos hemos convertido en algo más que amigos, en una especie de familia disfuncional que obedece de manera irracional a los rituales que han adoptado. Vemos en nuestras tertulias un momento para distensionar esa realidad atormentadora lo cual permite sobrellevar este presente oscuro.
Tal vez eso mismo debería ser una forma para aterrizarnos y castigar esa prepotencia que nos alimentó durante mucho tiempo. Sin embargo, todo ese hálito místico del cual hemos revestido nuestro credo impide que agachemos la cabeza. Realmente a pesar de todos los golpes, nos encontramos viendo el presente a los ojos. con una mirada fulminante y burletera. nos rompe el alma en cada momento, pero hemos decidido no bajar la cabeza ante nada ni nadie. Eso nos ha permitido llenar de más heroísmo esta gesta oscura que hoy atravesamos.
Si, lo reconozco sin inmutarme siquiera y sin sentir la menor vergüenza: hemos magnificado nuestra miseria y la hemos elevado a un nivel igual o superior a nuestra grandeza. No sabemos manejar puntos medios, no andamos con aguas tibias, somos de extremos y aunque no sea lo más saludable, lo hemos adaptado de tal forma de convertirlo en un estilo de vida.
En fin, somo una raza maldita que adora el diablo de una manera aberrante, nos hemos convertido en parias por cosas del destino pero en vez de humillarnos, nos ha dado un motivo para llenarnos de una grandeza que tu raza jamás podrá comprender porque siempre ante la adversidad, has dejado a tu razón a un lado y simplemente vuelves cuando los tiempos duros quedan atrás.
Podría ser mejor así, pero en las lágrimas y el dolor de mis hermanos escogidos he encontrado la fuerza y las ganas de no hacerme a un lado, de continuar hasta las últimas consecuencias. He descubierto el significado de incondicionalidad a pesar de todo, incluso de la pasión misma.
Tal vez esa sea la diferencia que abre un abismo de distancia entre tu raza y la tuya, tal vez no lo puedas entender, pero yo ahora lo comprendo y acepto de manera orgullosa, esa es la diferencia que permite que nuestra historia esté adornada con todos los escritos llenos de amor por una divisa que nos identifica por un color y un escudo.
Puede que haya otros como nosotros adorando otros símbolos, pero puedo decir sin pena siquiera que nunca serán como nosotros, porque gracias a Dios, somos del diablo.
Una pequeña reflexión de fin de año como para recuperar ese gusto por la escritura que tengo tan abandonado. Para los que se tomaron el tiempo de leerlo, se les desea lo mejor para el próximo año, dejen de hacer propósitos maricas de cambios en su esencia que simplemente no van a poder cambiar, si van a realizar un cambio radical en sus vidas, tengan la disciplina para llevarlo a cabo, pero mejor se lo van guardando entre ustedes y no lo van soltando por redes sociales que los hace ver como hipócritas.
Los dejo por ahora, como siempre con música, con un tema relacionado con la reflexión de hoy, con un tema que me llega al alma, y que se que a mis hermanos de raza también.
... Tu vida siempre fue así
te da y te quita por nada
y aunque estes solo, sin corazón
Ahora tenés que seguir la función...
Suerte es que les digo...
1 comentario:
Clap clap clap y gracias por hacerme llorar una vez mas, PUTO!!
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