La historia corta dicta que en una salida a montar bicicleta me caí y me partí un brazo. Hasta ahí no es al primero que le pasa y realmente aunque poco usual, no tiene nada de anormal. De nuevo, hasta allí nada raro.
La historia no tan corta dicta, un sábado salí temprano a montar en bicicleta con un amigo, hicimos el ascenso, nos tomamos un jugo de naranja, nos comimos un banano e iniciamos el descenso, llegamos a una parte de la ruta donde se veía la ciudad, me tomé una foto allí y continuamos el recorrido. Una vez más, nada de raro hasta ese momento.
Vuelvo a tener lucidez prácticamente 8 ó 10 días después, y no una que llamemos buena a decir verdad. Las lagunas mentales son cosa de cada día e incluso los recuerdos se confunden. La realidad parece realmente esa clase de sueños a los que uno suele identificarlos como fantasia y donde se busca encontrar la salida y el final como sea. El rollo es que no, no hay salida y no hay final, cada día sigue con esa fantasia de la que tanto se teme, una pesadilla sin fin.
Entender por que estoy lleno de raspaduras, por que mi brazo derecho se encuentra con algo de dolor e inmovilizado, por que mi mamá que no suele venir a visitarme muy seguido se encuentra dándome desayuno, por que los días pasan tan lento y también por que me cuesta trabajo enfocar las cosas a corta distancia, convirtiendose en un punto medio borroso y doble.
Comprender que todo obedece a las consecuencias de una caída montando en bicicleta, un recorrido que recuerdo bien hasta cierto punto y que de la nada se va al olvido, que incluso no se recuerda mayor cosa de una semana después del evento, solo algunos comentarios de gente que me visitó, y solo un gran marco oscuro.
Entender y comprender todo eso se convirtió en una situación compleja para mi, fanático de saber que pasa a su alrededor y de tener respuestas para lo mayoría de situaciones que se enfrenta. Todo esto ha sido tal vez la prueba más complicada sobre la cual surgen más dudas, más certezas, y especialmente te das cuenta de como se manejaba la vida hasta el momento.
Suena a discurso barato pero luego de ver el casco que por cosas de la vida llevaba, y de aceptar el hecho de todo lo que sucede, siento que es una nueva chance de la vida, para evaluar desempeño y efectuar correcciones si es que las hay, cosa que debe hacerse.
Pedir perdón por los errores, por las cosas que no se hicieron, por las que se hicieron mal, tratar de enmendar muchas cosas, tomar decisiones que pueden definir un futuro, uno corto y uno a mediano plazo, a pesar de todo. Aceptar que hay cosas irreparables, otras que requieren una labor titánica y las que son más sencillas y poder trabajar en ello.
Continuar, no detenerse, retomar el camino, recuperar tiempo perdido, seguir, vivir, vainas así son las que se le vienen a uno a la cabeza ante tanto tiempo libre. Y toca aprovechar el momento para hacerlo, puede ser que luego ya no se puedan aprovechar por x o y motivo. Volver a la bicicleta, volver a esas canchas abandonadas, más retos, y especialmente perder el miedo a muchas cosas, vivir.
Eso ha sido la versión no tan corta de las cosas.
Por lo pronto seguimos, mejorando de salud de a pocos, retomando muchas cosas, hay miedo y es entendible, pero esto no se para, ni un minuto a darte un descanso, la vida es eso gustenos o no. y ya dejemos tanta vaina para mi cabeza atestada de pensamientos. Mejor volvamos a cerrar con la música, porque aunque sus ladridos siguen, los siento en mi alma y me reconfortan a pesar de su ausencia y de la soledad. El tema en parte, como es de costumbre, habla por mi.
When I fell from grace
I never realized
How deep the foold was around me
A man whose life was toil
Was like a kettle left to boil
Suerte es que les digo - Confiar y esperar...
La historia no tan corta dicta, un sábado salí temprano a montar en bicicleta con un amigo, hicimos el ascenso, nos tomamos un jugo de naranja, nos comimos un banano e iniciamos el descenso, llegamos a una parte de la ruta donde se veía la ciudad, me tomé una foto allí y continuamos el recorrido. Una vez más, nada de raro hasta ese momento.
Vuelvo a tener lucidez prácticamente 8 ó 10 días después, y no una que llamemos buena a decir verdad. Las lagunas mentales son cosa de cada día e incluso los recuerdos se confunden. La realidad parece realmente esa clase de sueños a los que uno suele identificarlos como fantasia y donde se busca encontrar la salida y el final como sea. El rollo es que no, no hay salida y no hay final, cada día sigue con esa fantasia de la que tanto se teme, una pesadilla sin fin.
Entender por que estoy lleno de raspaduras, por que mi brazo derecho se encuentra con algo de dolor e inmovilizado, por que mi mamá que no suele venir a visitarme muy seguido se encuentra dándome desayuno, por que los días pasan tan lento y también por que me cuesta trabajo enfocar las cosas a corta distancia, convirtiendose en un punto medio borroso y doble.
Comprender que todo obedece a las consecuencias de una caída montando en bicicleta, un recorrido que recuerdo bien hasta cierto punto y que de la nada se va al olvido, que incluso no se recuerda mayor cosa de una semana después del evento, solo algunos comentarios de gente que me visitó, y solo un gran marco oscuro.
Entender y comprender todo eso se convirtió en una situación compleja para mi, fanático de saber que pasa a su alrededor y de tener respuestas para lo mayoría de situaciones que se enfrenta. Todo esto ha sido tal vez la prueba más complicada sobre la cual surgen más dudas, más certezas, y especialmente te das cuenta de como se manejaba la vida hasta el momento.
Suena a discurso barato pero luego de ver el casco que por cosas de la vida llevaba, y de aceptar el hecho de todo lo que sucede, siento que es una nueva chance de la vida, para evaluar desempeño y efectuar correcciones si es que las hay, cosa que debe hacerse.
Pedir perdón por los errores, por las cosas que no se hicieron, por las que se hicieron mal, tratar de enmendar muchas cosas, tomar decisiones que pueden definir un futuro, uno corto y uno a mediano plazo, a pesar de todo. Aceptar que hay cosas irreparables, otras que requieren una labor titánica y las que son más sencillas y poder trabajar en ello.
Continuar, no detenerse, retomar el camino, recuperar tiempo perdido, seguir, vivir, vainas así son las que se le vienen a uno a la cabeza ante tanto tiempo libre. Y toca aprovechar el momento para hacerlo, puede ser que luego ya no se puedan aprovechar por x o y motivo. Volver a la bicicleta, volver a esas canchas abandonadas, más retos, y especialmente perder el miedo a muchas cosas, vivir.
Eso ha sido la versión no tan corta de las cosas.
Por lo pronto seguimos, mejorando de salud de a pocos, retomando muchas cosas, hay miedo y es entendible, pero esto no se para, ni un minuto a darte un descanso, la vida es eso gustenos o no. y ya dejemos tanta vaina para mi cabeza atestada de pensamientos. Mejor volvamos a cerrar con la música, porque aunque sus ladridos siguen, los siento en mi alma y me reconfortan a pesar de su ausencia y de la soledad. El tema en parte, como es de costumbre, habla por mi.
When I fell from grace
I never realized
How deep the foold was around me
A man whose life was toil
Was like a kettle left to boil
Suerte es que les digo - Confiar y esperar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario