sábado, 15 de enero de 2011

Visitas inesperadas

Fue de noche, pasada la medianoche para ser más exactos. Como bien saben mi costumbre no es dormir antes de las 2 am, básicamente buscando ese sueño que cada noche parece salir y perderse en las calles de un barrio silencioso.

El cuarto iluminado débilmente, la radio prendida en temas de décadas que evocan la infancia y la juventud, el calor incesante llenando todos los rincones y la puerta que se abre de repente, ahí estaba.

Entró asustado, ansioso tal vez, confundido y perdido. Sin embargo estaba radiante, impecable y pulcro. Lo observé y él hizo otro tanto, respiró un poco y finalmente me preguntó:

- ¿Has visto a Cristina?

Quedé perplejo. Cómo sabía él que yo la conocía? Cómo podría saber que precisamente minutos antes hablaba con ella? y más allá, Quién carajos era? Posiblemente el advirtió mis dudas. Me miró divertido y prosiguió.

- No se asuste, simplemente llegué tarde, esperaba llegar en medio de la conversación pero me detuve a contemplar la noche. No la ha visto usted?

Seguía igual de confundido, pero no sentía miedo. Veía un poco de su ansiedad por saber de ella.

- no he visto la noche, y de Cris, pues acabamos de hablar, pero creo que ya se fue a dormir, es tarde.

Lo vi sentarse y llevarse las manos a la cabeza. Realmente estaba preocupado. Allí estaba yo, con un completo desconocido que parecía perderse en la incertidumbre y la pena. Es cierto, no tenía idea de quien podría ser, pero su tristeza me conmovió, incluso pensaría que compartíamos un poco de esa melancolía de no sentir su presencia. Finalmente me animé a hablarle.

- Quién eres?

Una sonrisa se dibujó en su rostro y respondió

- Soy una parte de ti, o soy tu acompañante nocturno, soy quien quieres que sea, a veces me disfrazo de escrito nocturno, puedo ser tu Pachanga más sentida ó el pensamiento que tengas antes de dormir. Hoy soy ese beso que quieres darle.

Muchas dudas fueron aclaradas. Seguí conversando un poco más con el de temas sin mayor trascendencia, pero antes y solo para calmarlo le ofrecí llamarla. El aceptó gustoso la oferta. Al otro lado del teléfono, una sonrisa nos alegró la noche a ambos.

Ahora mantengo esperando esa visita que ya no es inesperada, es más, es el momento más esperado en cualquier instante, pues de un tiempo para acá escribirte, hablarte, soñarte o besarte es algo que acapara cualquier instante que tengo libre.

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Y que sería de cada Pachanga sin música, hoy con Vicentico.

...Ya me quedan tan pocos caminos
y aunque pueda parecerte un desatino
no quisiera yo morirme
sin tener algo contigo!...





Nota: Basado en situaciones reales. Los nombres de los protagonistas no han sido cambiados para fines informativos.

Suerte es que les digo...

2 comentarios:

El Poeta Ha Muerto dijo...

Clap clap clap ... Me enamoré (?)... jejeje, Excelente escrito viejo Eltharion.... Muy buena esa personificación del sentimiento que se siente a veces hacia otra persona y que suele presentarse en cualquier instante del día

Felipe Capo dijo...

ahhh marica!! Buen escrito!!