Recuerdos Casuales

Al verla sintió que un baldado de agua fria le cayó directo en su espalda. Tras una amarga despedida habian pasado muchos años y pocas mujeres realmente. Amores de una noche y estrellas fugaces eran sus únicos recuerdos de su paso por un exilio premeditado.

Ahora regresaba a su ciudad natal, ciudad pequeña donde irremediablemente todos se conocen y todo se sabe. Su retorno era ciertamente el comentario de moda entre los circulos allegados, pocos habian hablado con él desde su llegada ya que como suele pasar con el tiempo, uno termina inexplicablemente prefiriendo la placidez del hogar materno al ruido de bares y aroma a cerveza que otrora eran su ambiente natural.

Pasadas un par de semanas, al fin decidió aceptar la invitación de sus amigos para encontrarse de nuevo en aquel muladar universitario donde florecieron amistades y aunque parezca mentira, el amor. El dueño seguía siendo el mismo, igual de barbado, un poco más canoso y más calvo, pero con la misma risa sincera que se podía escuchar aun desde fuera del bar. La música ochentera inundaba el lugar con sus riffs característicos y videos plagados de maquillaje y laca.

Los amigos también habían experimentado el inexorable cambio. corbatas, trajes y anillos reemplazaban ahora a los jeans, morrales y collares de antaño. Las charlas sobre el parcial jodido, el taller interminable y lo hermosa que era Marcela Soto fueron reemplazados por discusiones laborales, consejos maritales y la mala mano que tenía el ahora esposo de Marcela Soto. Luego de varias cervezas volvieron los recuerdos de mejores épocas.

Andrea no estaba con ellos en la misma mesa. Ella venía con su grupo de profesores de la facultad, como solian hacer todos los jueves. Realmente no lo habia visto, aunque él pensara que finjía no verlo, al fin y al cabo sus amigos nunca fueron precisamente los preferidos de ella. Sin embargo cuando ella se levantó para ir al baño, él no quiso dejar escapar la oportunidad de buscar el encuentro "casual" y se dirigió a la misma dirección, en medio de las burlas de sus amigos que insistian en lo guevon que seguía siendo.

- Andrea, Hola!

- Ay, eres tu Hernan?

- si mujer, el mismo.

- Que bueno verte de nuevo. - dijo luego de un prolongado aunque medianamente frio abrazo- han pasado... 8, 9 años?

- 8 años y 7 meses. como vas?

- Bien bien. pero sigues igual, eso si... al fin te venció la alopecia!

- jajajaja, no se puede pelear con lo inevitable. tu sigues igual de hermosa.

- Uhmmm no te creo...

- En Serio, no cambias un ápice.

- Bueno, si tu lo dices. Y viniste del todo, ó solo por unos dias.

- Aun no lo se. Pero deberiamos vernos para ponernos al dia.

- Si Claro, me puedes encontrar en la facultad, ahora doy clases, podes creerlo? a mi que me daba mamera enseñar y mira donde terminé.

- ja, suele pasar. Bueno, yo paso entonces esta semana para que hablemos.

- Dale, dejate ver, ha pasado mucho tiempo.

Se despidieron con un abrazo un poco más cariñoso. Ella entró al baño a resolver sus urgencias corporales y él regreso a la mesa donde lo esperaban los comentarios jocosos de sus amigos que se la montaron el resto de la noche por seguir siendo tan pendejo de seguir tragado de una vieja que nunca le hizo caso.

El caso es que se verían de nuevo, así sea para alimentar la ilusión inutil, ó tal vez no...

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Hoy realmente escribí algo nuevo, pero al terminarlo me di cuenta que antes que sea una Pachanga, debe ser una confesión, de esta manera traigo alguna de las notas que tenía guardadas en el Facebook.


...Remembering
You standing quiet in the rain
As I ran to your heart to be near
And we kissed as the sky fell in
Holding you close
How I always held close in your fear...



Suerte es que les digo...