sábado, 24 de octubre de 2009

La Charla

Antes de sentarse a la mesa, se desocupo los bolsillos. Un teléfono celular de esos normales sin cámara ni juegos, unos pocos billetes y unas monedas que juntas sumaban 5.350 pesos, una billetera llena de papeles, apuntes y fotos de su familia, y una caja de fósforos.

Encima de la mesa, además de las cosas ya mencionadas, un par de copas y una botella de aguardiente. Al lado de la mesa, una basurera pequeña y dos sillas que alguna vez tuvieron que ser blancas pero luego de tantos años habian adquirido una tonalidad indefinible, supongo que por causa de las manchas de mugre de tanto tiempo y tantos culos que sobre ellas se posaron.

-Siéntese. Fueron las palabras que rompieron el silencio del lugar, y que provenian de aquel extraño hombre.

-A mi nadie me dice que hacer, mucho menos alguien que ni siquiera conozco. Fue la respuesta de Sergio.

Ante tal respuesta, la carcajada sonora y en cierta medida macabra que profirió el tipo terminaron de intrigar a Sergio, que en este punto sintió, como hacía bastante tiempo no pasaba, que había cometido una equivocación al venir solo a ese sitio.

-No sea pendejo y siéntese Sergio, tenemos que conversar de muchas cosas y no crea que me agrada verlo ahi parado.

Sergio decidió sentarse, y mientras lo hacía buscaba identificar e este personaje que al parecer lo conocía bastante bien, a pesar de que él no tuviera ni idea de con quien carajos se estaba sentando.

-Quién es usted, Por qué sabe mi nombre, y para qúe me ha llamado. Dijo Sergio secamente.

Es que sergio había llegado a ese sitio, cumpliendo con una cita que aparentemente tenía con Julio, un conocido que le había mandado un mensaje al celular diciendo que lo necesitaba urgente. Pero en el sitio ni estaba Julio ni nadie conocido. Solo la mesa, y solo el desconocido que lo llamaba por su propio nombre.

-Fresco Sergio, no se preocupe. ó al menos no lo haga todavía. Ya sabrá quien soy y para que está usted acá. Tómese un guaro y relajese. Dijo mientras destapaba la botella y servía dos tragos.

Mientras el efecto del primer trago del día, ese mismo que parece quemar las entrañas a su paso, hacía mella en la garganta de Sergio, La otra persona empezó a hablar.

-Puede ser que no me conozcas Sergio, pero seguramente me has visto muchas veces a lo largo de tu vida pues desde hace tiempo se quien eres y que has hecho, absolutamente todo.

Tal vez se te haya olvidado, pero estaba a tu lado aquel día de junio hace 20 años, viendo como sacaban el cuerpo sin vida de la camioneta, de aquel arrocero medio traqueto que mataron en la esquina de tu casa.

Observaba también impavido hace como 13 años, a esos raponeros de poca monta que atracaron a esa pobre señora indefensa en ese callejón mientras tu mirabas indiferente la escena.

Estaba en el puesto de atras tuyo, aquella ocasión que hiciste trampa en un examen de física solo para que no te echaran de la universidad, sin que te importara un ápice ayudar a Julian, quien estaba delante tuyo y también necesitaba de una buena nota.

Abrí la puerta de esa casa de mala muerte donde llevaste a Marcela para que se deshicieran de ese "problema" que dijiste tener por no cuidarte.

He estado en esas y otras oportunidades, tantas como te acuerdes. Aún no me recuerdas?

En este punto, la lividez en Sergio se tornaba en una agonía incesante. Recordaba cada uno de los momentos que le dijo aquel personaje, pero por más que lo intentaba, no encontraba un rasgo familiar en ese rostro. Es más, no recordaba que hubiera alguien más en cada escena descrita. El frio de los recuerdos recorrió cada fibra de sergió, y el miedo a ser descubierto de una manera tan fácil se hizo inmenso.

-Quién eres???? Grito Sergio ya descompuesto por una realidad que lo golpeaba de frente sin poderse siquiera defender.

La risa de este ser fue la única respuesta.

-Como puedes saber quien soy desde hace tanto tiempo y conocer cada detalle, alguien tuvo que decirtelos. No, no es posible que lo que dices sea verdad, para quien trabajas?

-Jajajaja. Aún te preguntas quien soy? ya lo sabes. Soy tus miedos, soy tus odios, soy tus tristezas.

Sergio se apuró otro trago, esta vez no de la copa sino de la botella misma. Algo en su interior le decía insinuaba la identidad de esa persona. Algo que se decía era imposible, pero la realidad y tanto detalle le demostraba otra cosa.

-Vamos, no te asustes. Si, soy quien piensas. Relájate, falta mucho por hablar...

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Tal vez sea solo una parte, tal vez haya más, no lo se. Ahora me cansé de escribir. Me tomaré una cerveza fria mientras hablo con mi propio misterio.

...But I swear I'm not the devil
Though you think I am?
I swear I'm not the devil
And I scream
I swear I'm not the devil
Though you think I am?




Suerte es que les digo...

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