Bueno, como lo predije en la última entrada, en esta oportunidad traigo a colación un escrito que halle en el Libro de los Altos Elfos de Warhammer, donde se explica un poco más a fondo las características de esta raza. Siempre me gustó porque muestra la faceta del personaje, su vergüenza por estar ciego, su odio interior, sus deseos de venganza. Definitivamente creo que con este escrito, el personaje me sedujo para tomarlo como propio...
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El agudo sonido del entrechocar de aceros resonaba en todo el valle mientras ambos guerreros intentaban bloquear los golpes del contrario. Cada combatiente esgrimía su espada con una precisión absoluta y apartaba las estocadas de su oponente para contraatacar un instante después. Los brazos lanzaban tajos que cortaban el aire mientras los guerreros esquivaban los ataques con una velocidad apenas perceptible para el ojo. Los guerreros habían estado trabados en un remolino de combate durante horas, y sin embargo en sus rostros no había ni rastro de cansancio o de sudor, y tampoco habían podido aventajar al contrario. Ambos tenían una respiración controlada y firme. Nadie que hubiera estado de testigo en el combate podía dudar de la destreza de los dos espadachines. Lo mas impresionante era que uno de ellos llevaba una venda roja en los ojos, y aun así, era capaz de defenderse de los ataques mas letales. Cuando el guerrero de los ojos vendados dio un salto mortal hacia atrás para esquivar un golpe que podría cortar a un hombre por la mitad, los dos guerreros cesaron el combate.
-Acércate, maestro, ¿tan débil eres que ni siquiera puedes vencer a un tullido? Prometiste comprobar mi habilidad -grito el guerrero de la venda en tono áspero.
-Tu cuerpo esta en plena forma Eltharion, ¿pero no te das cuenta que es la herida de tu corazón la que necesitas curar?
El anciano espadachín era un gran guerrero. Había pasado muchos años ejercitando su arte, y aunque todo ese talento se encaminaba ahora hacia el perfeccionamiento de la magia, aún era considerado uno de los mejores espadachines de todo Barat Duin. Sin embargo, no había logrado imponerse en el combate, no habia duda de que su aprendiz habia aprendido bien.
-Estas demasiado ansioso de luchar contra mi, Eltharion. ¿Qué buscas, la muerte o la gloria?- dijo el maestro con tranquila autoridad.
-La victoria, maestro. – contesto Eltharion con una sonrisa en su rostro.
-Vamos, la victoria no será para ninguno de los dos hoy, esta anocheciendo. Dijo Belannaer señalando hacia la puesta de sol, y, entonces, dejo caer su mano perplejo al recordar que su gesto no podía ser advertido por su compañero.
-Ya no hay sol ahora, solo oscuridad- replico Eltharion solemnemente.
Hace unos años antes, el cuerpo destrozado del que una vez fue el mas orgulloso de los elfos habia sido llevado a Belannaer para que le curara las heridas causadas por el maléfico hechicero. Las heridas físicas de Eltharion se curaron con una gran rapidez pero la tortura mental y el sufrimiento que Eltharion sufrió hace unos años antes, no habían empezado a amortiguarse. Su único consuelo habia sido sumergirse en el estudio del manejo de la espada y, gracias a ello, Eltharion habia encontrado un especie de frágil paz interior.
La locura y el orgullo, pensó Belannaer
Vencido y exhausto físicamente, Eltharion se habia convertido en una sombra del glorioso guerrero que estaba destinado a ser. Incluso ahora recuperado, el Elfo estaba poseído por un sentimiento mezcla de ira y de culpabilidad y era incapaz de encontrar la paz interior que todos buscaban al ir a las escuelas de adiestramiento del gran Belannaer. Y una rabia tan febril no podía conducir a nada bueno.
Mientras consideraba los defectos de Eltharion, Belannaer rodeó a su estudiante. Ciertamente no era una forma honorable de vencer a alguien que padeciera ceguera , pero pensó que no todos los enemigos iban a ser honorables y que esta lección le vendría bien a Eltharion para que comprendiera que no podría defenderse a si mismo ni a sus compañeros en una batalla. Eltharion permanecía de pie bajo la sombra de un árbol, con la cabeza atenta para percibir cualquier movimiento. Con tres rápidos pasos y un giro de sus muñecas, Belannaer arqueo su espada, listo para descargar su peso sobre la espalda desprotegida de Eltharion. Una fracción de segundo antes de que la espada se clavase en su diafragma, Eltharion dio un gran salto y aterrizo en la rama que estaba sobre su cabeza, sorprendido por el rápido movimiento, Belannaer permaneció mudo de asombro, mientras Eltharion corría de puntillas a los largo de la rama. Saltó y se dejo caer dando un voltereta sobre si mismo, antes de incorporarse justo delante de Belannaer.
El Maestro de la Espada, cruzó la distancia que lo separaba de su oponente, gracias a su armadura de Ithilmar sus movimientos eran casi silenciosos, pero para el oído del elfo ciego, el mas ligero sonido de metal sonaba tan claro como el tañido de una campana. Era todo lo que Eltharion necesitaba y, con un gran salto, lanzó su espada hacia donde localizaba el ruido del oponente, como una jabalina hacia su objetivo. Belannaer fue cogido por sorpresa por este inesperado movimiento, y apenas pudo desviar la hoja de la espada. Su adversario estaba desarmado, pero importaba poco. Mientras Belannaer volvía a bajar la espada tras parar el ataque, el guerrero golpeo con las botas en la boca del sabio elfo. Los dos combatientes cayeron al suelo y Belannaer comprendió demasiado tarde su error mientras el filo de una daga le pinchaba la garganta.
-Ya es suficiente viejo amigo, creo que el combate ha terminado-dijo Belannaer mientras estaba derrumbado sobre la alfombra de hierba.
Por un momento Eltharion dudó y puso una triste expresión en su cara, y su maestro temió haber empujado a su pupilo demasiado lejos con su vil ataque. Tras varios latidos de su corazón Eltharion ofreció la mano a su maestro, y este se levanto agarrandola.
-Regresemos a la Torre; allí hay muchas cosas que tengo que aprender- dijo Eltharion con frialdad.
-Estas siguiendo un camino que te llevara a una gran gloria o a una gran tragedia –replico Belannaer tras pensar un momento –no te queda nada que aprender sobre el combate, es hora de que empieces a conocer tu propio corazón.
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Bueno, mientras llega la hora de conocer mi propio corazón, haré un poco de catarsis musical. Este tema de Incubus de su album Light Grenades en la versión del DVD Look Alive,llega como un mensaje directo al alma. Gracias a mi Hermano del alma por recordármelo. Deleitense entonces con Love Hurts
...Without love I won't survive
Suerte es que les digo...
Test
Hace 5 años
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